Conversando con Susanna Pallavicini

“Que entretenido el día que uno se muera, porque puedes ir a hablar con Dante, con Enrique Linh, con Homero”, comenta.

Por Raiza Vanggi.

 Amante de la vida en su infinidad de posibilidades, Susanna Pallavicini pasa sus horas escribiendo a mano con la letra adoptada de su hermano, un rito que como muchos otros que componen su historia, la conecta con esos espacios sagrados en los que su espíritu florece y crea maravillosos textos…

Conversamos de lo simple y lo sublime; aquí los destellos de una mujer maravillosa.

¿Cuál es tu lugar favorito?

Qué tremendo porque la respuesta es bien fácil: la plaza Navona en Roma. Además de que es una plaza preciosa, la plaza Navona tiene una iglesia con una acústica maravillosa. Y la recuerdo porque cuando yo viví en Italia estaba sola, entonces en primavera, cuando estaba bonito el día, iba, me sentaba y me tomaba un café, y estaba todo el día ahí. O de repente iba y escuchaba un concierto y me sentía como refugiada. Es una plaza que no es muy grande, entonces me sentía contenta ahí, era como mi plaza. A mis hijos siempre les digo que cuando me muera, a la fuente Barberini me tiran y ahí yo voy a estar feliz y tranquila para siempre.

¿Cuánto tiempo viviste en Italia?

Viví desde los 22 a los 24, en una generación en plena dictadura, que experimentó mucho el miedo. Hoy, que veo la libertad de mis hijos, me doy cuenta del miedo que teníamos. Experimenté mucho el miedo, cuando mataron a mi hermano, cuando después nos querían echar del país porque no éramos chilenos, fue una etapa fome.

Italia es Italia. Mándame allá y aunque me metas en un tarro de basura yo allá estaré bien.

¿Cómo llegaste hasta esta etapa de tu vida?

Yo tengo 5 hijos. Me dediqué a criar a los 5, feliz. No soy de esas personas que digo: y ahora me toca vivir a mí. No. No soy de esas personas que cree que se merece algo; ya con vivir estoy feliz.

Mis hijos crecieron y no sé cómo volví a escribir.

Recuerdo que un día me llega por internet un poema de García Márquez de amor y lo encontré tan lindo, lo leí como 5 veces. Me acuerdo que era un día domingo. Hablaba de lo que era la vida en torno al amor. De ahí hubo un tiempo que escribía todo el día.

Desde chica me gustó la literatura, mi papá nos incentivó a leer. Nunca aprendí a sumar, yo asumo que 2 más 2 es 4, me han dicho por ahí y no lo cuestiono.

Siempre supe que mi camino eran las letras. Aunque la literatura muchas veces cansa y también es un proceso más solitario. Pero escribir sola y después compartirlo con alguien es muy importante.

¿Qué te pasa cuándo escribes?

Saco todas mis emociones para afuera. Alguien me dijo que escribir una novela era esconderse y que los poeta no nos podemos esconder. Pero ahora que he incursionado en los cuentos me doy cuenta que, por lo menos yo, saco todo para afuera y hoy día mi afán es poder dar testimonio, es poder decir que la vida es linda, que pase lo que pase tenemos que seguir adelante. Lo que más me motiva a escribir es decir lo que siento; si estoy enojada, saldrá enojo, si estoy triste, eso saldrá. Me permito ser yo misma.

Por eso creo que en la novela igual está ahí presente. A veces, por ejemplo, los cuentos de Borges no se pueden descifrar y yo creo que representan lo que él era, un hombre solo, que quedó ciego, un hombre que no supo amar y por eso lo amo todo, sin amar nada. Entonces yo creo que eso es lo que nosotros vamos mostrando.

Al escribir yo trato de ser simple, porque no me interesa que me conozca la gente que esta encerrada en las bibliotecas. Quiero poder llegar a todo el mundo.

Por ejemplo, la Gabriela Mistral es cercana. Ella fue una mujer profesora de escuela rural, entonces ella sabía dónde tenía que llegar y eso es super rescatable.

Jorge Tellier también es de una simpleza… Enrique Lihn que es maravilloso, que en otra vida sería su amante jajaja.

¿Cenarías con él?

¡Claro! Pero invitaría también, porque me da rabia ciertas cosas cosa que hizo, a Gabriele D’Annunzio, un escritor italiano, que se creía un poco la muerte. Entonces usó mucho la publicidad para todo. Estéticamente, se cuidó mucho, mucho más que sus contemporáneos. Entonces me encantaría preguntarle por qué se preocupó tanto de lo estético, más que de su literatura.

Con Enrique Lihn me tomo una  botella de vino y tomo hasta el amanecer. Bailaría tanto con él.

Él estuvo en un momento medio conflictivo de Chile, tuvo una profundidad importante.

¿Qué es el amor para ti?

Ay qué te pasó… ¡por favor, esas preguntas!

El amor para mí es todo. Siento que el amor es lo que te mueve. Hablo del amor en general, no solo del de pareja. El amor es lo que te hace vivir. Quien pierde el amor por el ser humano, por la vida, por algo, lo perdió todo. Yo siempre miro a mis animales y percibo el amor que nos tienen. Una de mis dos perras es bien cercana a mí y un día me empezó a retar y me miraba ladrándome a los ojos y yo le respondía. No le ladraba, ¡ja! pero me di cuenta del amor que me tiene y el amor que le tengo yo.

No puedo separar la vida del amor, en todas sus formas.

Por eso cuando me preguntabas dónde estar, yo digo Italia porque lo amo, aunque todos me digan que allá está la embarrada. El amor es el sentimiento más desinteresado.

Uno nunca puede decir que ama a otra persona si tiene algún interés en esa persona. Fíjate que para poder amar no necesito tener al ser manado al lado, puedo no tenerlo y eso es amor. Hoy pasa mucho con las parejas, que siempre hay un interés de un lado o del otro. No ese amor sublime que sentía Dante por Beatrice. Él escribió la Divina Comedia por el gran amor que le tenía a ella; hizo un movimiento romántico en Florencia por el amor que le tenía a ella y solo la veía en la calle y la miraba a los ojos, nada más. Eso es lo sublime del amor, lo otro es posesión.

En el verdadero amor tú vibras si el otro es feliz, por ejemplo, como mamá, no necesito estar encima de mis hijos. Me preocupo por ellos obvio, pero el amor es libertad, es una entrega. Mientras haya amor tú respiras libre y espontáneamente a través del otro y te hace feliz.

¿Quién es la persona con quién más conversas?

Hoy converso mucho con mi hija y con un amigo escritor. Con mi amigo conversamos mucho de literatura. Nos potenciamos mucho. Con mi hija nos llevamos muy bien. Somos muy distintas, pero nos llevamos muy bien.

¿Y algo de la naturaleza te conversa?

Sí, he sido muy cercana a las plantas, por el tema de la aromaterapia; la terapia floral…

Tengo una casa con un patio muy grande que yo hice y vi crecer. Las plantas me iban regalando su crecimiento. El mar también me habla, es uno de mis miedos y amores más grandes. Viviendo al lado del mar, no me meto, llego hasta las rodillas y salgo arrancando. El mar me impresiona, siempre que vas navegando ves el principio, pero no el final y yo lo asocio con la vida. Tenemos un principio, pero no tenemos final. Podemos reencarnarnos o no, no sé cómo será, pero no tenemos final. No creo que el ser humano tenga final. Creo que al morir pasamos a otra etapa.

Creo también que va a llegar un momento en que vamos a estar todos juntos en el cielo, sobre todo en mi caso que tengo mucha gente arriba y quiero encontrarme con todos. De hecho, que entretenido el día que uno se muera, porque puedes ir a hablar con Dante, con Enrique Linh, con Homero.

¿Cuál es la huella que crees que dejas en los demás?

 Yo espero dejar amor, nada más. Y mostrar, aunque suene cliché, que el amor es entrega, que el amor es generoso, que, como dijo el papa Juan Pablo II cuando vino a Chile, el amor es más fuerte. El día que yo no esté lo único que me importa es que quienes queden y me hayan conocido sepan que el amor, la ternura, el cariño, es lo más importante. Hoy tenemos todo, mañana no, después un poco y así. Lo que llevas en el corazón es lo que importa, no importa lo que esté pasando.

 ¿Algún sueño que te gustaría cumplir?

Vivir en Italia, en la plaza de Navona ¡ja! Aunque tendría que sacarme como 500 premios grandes. Me encantaría estar allá con mis hijos.

¿A qué jugabas cuando chica?

Jugaba al elástico. Me encantaba porque yo era muy gorda de chica y era un poquito gansa, entonces lo que me acomodaba era el elástico, era como relativamente fácil entonces era seca para el elástico ¡ja! Jugaba en mi casa con mis primas, mis hermanas al pillarse, aunque todos me pillaban al tiro.

¿Hay algo por lo que estes agradecida?

 De todo. De la vida completa, de la familia que tuve, mamá, papá, hermanos. Y hoy estoy agradecida de la vida por darme la oportunidad de amar tanto y a personas tan lindas. A mí en la vida me ha tocado sufrir harto pero la vida también me ha mostrado la parte linda del amor, del cariño. Estoy agradecida de eso.

 ¿Algún mensaje para las personas que nos leerán?  ¿Alguna recomendación literaria?

Más que recomendar, que cachuréen, que lean el diario y que ayuden al otro a leer.

Y en esta revista a mí me encantaría que nos digan en qué nos equivocamos, qué les gusta, etcétera. Lo único que queremos es poder llevar las letras simples, transparentes, a todos. ¡Y aprovecharnos de que la tecnología nos ayuda!

Entrevista: Cindy Diaz Riquelme.
Fotografía: Letras25 – Valpoesia.

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