«SIETE POEMAS» POETA ANTONIO DAGANZO.

Hoy en Letras 25 nos honra recibir la hermosa poesía desde España de Antonio Daganzo.
Los invitamos a disfrutar el placer de esta maravillosa Obra.

Antonio Daganzo nació en Madrid, España, en 1976. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es autor de los poemarios Siendo en ti aire y oscuro (2004), Que en limpidez se encuentre (2007), Mientras viva el doliente (2010; Libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía de España; reeditado en Ecuador en 2014), Llamarse por encima de la noche (2012; publicado en Chile por RIL Editores), Juventud todavía (2015; Premio de la Crítica de Madrid; Premio “Sarmiento” de Valladolid en 2017), Los corazones recios (2019), La sangre Música (2021; publicado en Chile y España por RIL Editores) y Pasos de centinela (Vigilia y alba entre Oriente y Occidente) (2021; colección de 200 haikus publicada en Argentina). 

Es Premio de Narrativa “Miguel Delibes” de Valladolid – 2018 por su primera novela, Carrión (2017). En 2014 vio la luz su ensayo Clásicos a contratiempo, dedicado a la divulgación de la música clásica.

Entre las antologías literarias en que ha sido incluido, destacan Agua: Símbolo y memoria (2006, conmemorativa del 30º aniversario del Café Libertad 8 de Madrid), 12+1: una antología de poetas madrileños actuales (2012), Sonetos para el siglo XXI (2017), Memorias de la XIII edición del Festival de Poesía de Guayaquil “Ileana Espinel Cedeño” (2020) o Relatos del Prado: Antología homenaje en el bicentenario del Museo del Prado (2020). Ha sido traducido al inglés, al árabe, y, como narrador, su cuento ¿Qué tal Mozart? lo fue al alemán, en Salzburgo, Austria, en el marco de las celebraciones de 2006 por el 250º aniversario del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart.



De LLAMARSE POR ENCIMA DE LA NOCHE (2012):

(Inspirado en la Costa de la Araucanía, Puerto Saavedra)


La memoria.
La tan viva memoria y futura emoción:
los jirones de espuma arrancados al agua,
las vísceras del aire,
el secreto latir, silencio de seísmo,
el inmenso latir que no conoce fechas 
ni caídas
porque de él vino la luz y por siempre será abrazo.
Limpidez contra el miedo
la de este prolongarse sobre un timbal profundo,
meramente nosotros,
sabiamente nosotros como leyes,
desnudo de los dones
reinventar a mitad del universo
en el país donde constata el universo su energía,
reconocerse húmeda arena,
asombrarse,
fe amada,
asombrarse sin náufragos
de la verdad que repetimos incesantes,
de nuestra miel telúrica.
La futura emoción es desbordante ahora,
huella de la bravura del Pacífico
sobre la faz de un mundo que se inflama;
y al vivir la alta frente
convencida del vino y de la sal,
así nos apoyamos en el cantil soberbio
en su pie lacerado,
de inmanencia rendidos
para ver sin más ojos ya que el fuego,
íntimos como sangre,
qué decididamente ocultos en la historia.
La rozagante espuma o fiel entrega,
la siembra de diamantes,
la arena húmeda cuya sed no se sacia
y subvierte la noche,
fecundada de sol,
de este sol que se hunde y se sabe ya aurora:
amor que al amor llama,
la voluntad de abrazo es entero designio,
de los duelos eclipse,
y nosotros, fe amada, reencarnamos el nudo
del océano y la tierra.
Del mundo y su reverso.

              (Fragmento final del poema “Voluntad de abrazo”.)



De JUVENTUD TODAVÍA (2015):

JUVENTUD TODAVÍA

Colmando cálices del mundo,
juventud todavía.

Y a despecho de todos los fracasos:
mirad a aquel que derrochó sus dones
sólo para medirse con el frío y la duda,
o aquel otro que le entregó al silencio,
tembloroso y solemne,
el absurdo mañana de un amor condenado;
al que corrió tras de los fuertes
y los halló cansados de sí mismos,
al que sabía dónde urdir
su noche más sabrosa
para fingirla al fin en cualquier techo,
al que tenía por destino
la cumbre de los suyos
y en los despeñaderos se partió los veranos,
al que quiso ser alguien y aún se busca.

Mirad a aquél, traicionándose el alma.
Mirad a este que lleva nuestro rostro.

Juventud, sin embargo.
Colmando cálices del mundo,
soñadora implacable de todos los anhelos
aunque el mundo nos crea el más triste holocausto,
su frontera de sangre florecida.

Que valga la constancia
al menos para el cénit de su nombre:
juventud, alta niña de besos imposibles.
Juventud ya sin tiempo y todavía.



ATLAS

Me recuerdo de niño
gozando la pureza de los atlas.

Aquel fortalecerse en los colores,
renacer en los nombres;
la emoción tan exacta
de las tierras engastándose en el mar
como una estrofa ineludible
o la sabiduría de un verbo sinuoso.
Y el ansia convocando los secretos paisajes
con la flecha lejana
de quien no hallará bruma en su camino.

Era el mundo perfecto.
Ni fuego en el volcán,
ni azar en las estepas,
sólo un ave.
Era el mundo perfecto.

Así lo fue hasta el día
en que me enamoré por vez primera.



EL ROSTRO VERDADERO DEL FANTASMA

No temas.

Lejos de mí
cualquier despecho frío
o un ansia renacida de los buitres.

No es tentación de labios,
que ya sufrí el silencio.

Esta imagen de ahora,
donde posas festiva,
incluso fiebre,
esta imagen que llega
de mano de esa mano de otra mano
de otro destino torpe
que llamaré imprevisto.

Como ríen tus senos,
como ríen tus piernas:
la rapidez de agosto
no te alcanza a cubrir mi libertad.
Ayer,
vencido tuyo,
no hubiera visto más
que tu lenta sonrisa.

Mujer,
fantasma roto, grava
tras esta lozanía que nunca me mostraste.
Tan afuera te digo de mi boca
que hasta el amor,
travieso amor,
se siente defraudado.

Si escuchas un suspiro
no tiembles manantiales,
será sólo una lágrima.
Sólo habré descubierto tu verdadero rostro:
la juventud que en ti se me perdió.



De LOS CORAZONES RECIOS (2019):

LOS CORAZONES RECIOS

La luz camina roja, en alto,
como un verso a la lumbre del destino.

El hombre avanza.
Y vibra sin rosal,
sin la humedad consciente del poema,
su poema,
sabio aire.

Que es el aire
el amparo mayor,
la identidad del beso tras la boca,
la piedad que todo ya lo asume.

Y en el aire, la luz:
vivir a sangre limpia y ancha,
ser árbol del valor pese a las ramas muertas,
pese al cuajado viento
de la duda.

En el aire, la luz;
en el sol, las raíces.

De recios corazones la vida se enardece.

Y por amor tan sólo
-y por amor tan alto-
vibra este aliento aún.



EL DIRECTOR DE ORQUESTA

  “Vigilar la blancura: ése es mi oficio…”
(Miguel Hernández)

  “Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera…”
(Fray Luis de León)

 Al maestro Carlos Kleiber, in memoriam.  

La de acabar el aire:
ésa es tu gloria.

Miradas, gestos, manos como un urgente añil
narrando el horizonte,
tu batuta,
sólo anécdota del pulso,
me recuerda la exactitud de las hazañas:
su historia verdadera va desnuda,
detrás.

Que abraces ahí el alma me predice,
y aún más que el alma dejes suelta
entre compases
cual amor confiado de la altura,
cual corazón hermano.

En música me sabes, 
me obstinas
sin el peso de los cuerpos y las ansias:
resurgiendo perduro,
resonando regreso a la total esfera
de lo jamás escrito,
y por pudor acallo este segundo extremo,
la más cruda delicia
de vivir sin la muerte.

Acábame, no dudes.
¿Es que me ves aún, es que aún recelas?
¿Acaso no soy aire entre tus manos?



De LA SANGRE MÚSICA (2021):

Es hermoso esperar
la mañana terrible del recuerdo.
Escuchad con la sangre.

Y no sólo a los lobos,
la nostalgia que miente la más dulce certeza,
la más lenta esperanza
de temblar,
otra vez,
al sol de una sonrisa.
Escuchad los azules que ya vuelven,
vestidlos,
sí,
con las sangres que manchan,
con la luz sólo nuestra,
fervorosa verdad del entusiasmo.

Antes de la melancolía
fuimos savia imposible,
y esa pasión de ayer,
hazaña del abismo,
ha fecundado el tiempo para siempre.

Venced la tentación de nombrar la derrota
para callarla luego.
Escuchad con la sangre
este idioma que todo lo interpreta
y lo trasciende
y nos devuelve el alma que perdimos.

Comprendamos por fin:
se llama Música.

(Fragmento Final del Preludio ).

Escritor , poeta amante de las letras Antonio Daganzo.

                                                                                

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