Tres cuentos de Ronnie Ramos

AMOR SIN-CERO

Ella provenía del mundo de las letras. Él siempre estuvo rodeado de números. Ella pequeña, coqueta. Él más alto, de barriga abultada, serio. Ella aburrida de los “pero”. Él deseando un “tal vez”. Ella decidió emigrar. Él, afortunadamente se quedó.

La fórmula para conocerse fue la mejor. Se miraron de reojo, se quisieron, se enamoraron, se desearon. Aunque siempre estuvieron acompañados y los demás murmuraban oponiéndose a la relación, eso no les impidió expresar su amor. Sabían que no podrían tener descendencia – dos de su especie no se pueden multiplicar-, pero no les importó.

Todo iba bien, hasta que uno se interpuso entre ellos. Uno la miró, uno le sonrió, uno la conquistó. Ella y uno se veían a escondidas en encuentros furtivos. Ella y Él ya no se hablaban.

Los demás siempre murmuraron que el romance entre un cinco y una coma, no cuadra.

VERDE Y VIEJO

Cuando me mires, me sonreirás; cuando me sonrías, me hablarás; cuando me hables, te gustaré; cuando te guste, te enamorarás; cuando me ames, nos casaremos; cuando nos casemos, vendremos juntos a este mismo supermercado y usaremos un solo carro.

Mientras tanto, por favor señorita, cámbiese de fila, pues ésta es preferencial para adulto mayor.

DESPERTARES

Cada mañana, los primeros que despertaban eran sus ojos. Escudriñaban su entorno, miraban el cielo por la ventana, se sentaban en el borde de la cama a desperezarse, a veces se daban un baño en el vaso de agua de la mesita de noche, chequeaban que el cuerpo entero estuviera en buenas condiciones y cuando ya era la hora, comenzaban a despertar a cada una de las partes. Pero ese día, fueron las manos las que madrugaron. Cuando los ojos despertaron, todo era desorden. Las manos le invitaron un trago de colirio y alegres se volvieron a dormir.

Ese día, Gonzalo no fue a trabajar.

Textos: Ronnie Ramos M.

Fotografía : Mabel Arancibia Martínez.

- Advertisement -spot_img