Cuento El último pétalo

El talentoso escritor Jorge A. Fernández oriundo de la ciudad de Chillán al sur de Chile. Nos invita a navegar por un relato lleno de profundas imágenes en la que vamos descubriendo una narrativa tan claramente diseñadas como los sentimientos que el autor posa en cada momento.
Se crio con sus tíos quienes lo adoptaron como un integrante más de la familia proliferando su fascinación por la lectura y así el anhelo por escribir sus primeros relatos.
En el 2018 auto publica su primera novela: Entre las sombras donde explora el valor de la amistad, mezclando una serie de pasajes de su vida, que se combinan con la ficción, suspenso y lo paranormal.”
Les invitamos en la suave música de sus palabras a llevar el alma quizás de un pétalo de amor.

EL ÚLTIMO PÉTALO.

Hija ¿Te acuerdas de aquella vez en que me hablaste de esa extraña enfermedad? Fue uno de los fines de semana en que me correspondía estar contigo. En esa ocasión yo estaba un poco triste y por eso recordaste el “Hanahaki”.

Me contaste que se trataba de un padecimiento ficticio, en el que por penas de amor el enfermo comienza a toser y vomitar pétalos de flores. Me dijiste que alguna vez podría servirme. Bueno, hoy que te extraño demasiado y que he intentado dar con alguna idea para un relato, he recordado aquella historia y creo que la utilizaré. Por eso te escribo. Para contarte que la tomaré como inspiración. Y creo que quedará muy bien. Iniciará de la siguiente forma:

«Un hombre que se encuentra parado junto a la ventana de su apartamento. Mira hacia fuera caer la lluvia. Está desolado porque su pareja acaba de morir hace unos días y eso lo ha devastado».

¿Suena interesante? Tal vez no ¿Sabes qué? No me convence que la pena sea por eso. La muerte ha estado demasiada cercana a mí este último año y así como vamos, seguirá estando presente por un tiempo. Todo por culpa de ese maldito virus. Además, la pena de aquel hombre no va en sintonía con lo que me has contado. Debo ocupar otro tipo de tristeza. Puedo utilizar la pena que siento justo ahora, por no verte en persona hace ya tanto tiempo. Desde que partió toda esta pandemia que no podemos estar juntos, pero sé que es para cuidarnos. Aun así cuesta sacarme esta tristeza. Creo que puedo influenciarme en ella. Sí, la pena de aquel hombre será algo común, veamos cómo queda:

«Un hombre que se encuentra parado junto a la ventana de su apartamento. Llora desconsolado. Su novia acaba de terminar con él. Dijo que ya no lo soportaba. Ha tomado todas sus cosas y se ha largado del apartamento. La relación no funcionó, así de simple. Pero él no logra soportar la pena que tiene. Suspira. De pronto su pecho se comprime y le viene una intensa tos. Mira asombrado los pétalos de flores que acaban de salir despedidos de su boca. Se agacha y recoge uno de ellos. Lo mira con escepticismo. ¿De verdad han salido de su boca? Mira hacia uno y otro lado intentado comprender, pero es una locura».

Hija, creo que algo así puede funcionar, ya me dirás tu opinión cuando leas esto. Pero pararé de escribir unos minutos. Creo que mi estómago me está pidiendo comida, así que me haré un café y lo acompañaré con unas galletitas con forma de animalitos. De esas que a ti tanto te gustan.

Me he acabado el café y las galletas. Mientras comía recordé otra parte de la historia que me contaste. Al enfermo lo pueden curar, pero para eso deben operarlo y así remover la “infección”. Pero el problema es que junto con eso, también extraen todos los sentimientos. ¿Te imaginas a una persona sin sentimientos? Sería supongo alguien “muy frío”. Creo que yo no podría soportar no sentir nada por ti, porque eres mi felicidad, mi motor de vida… Pensando en la historia, creo que el hombre debe entonces ser llevado de urgencias para operarlo. Veamos cómo queda.

«El hombre se desespera. Un nuevo ataque de tos lo invade. Pétalos de diferentes colores salen de su boca con cada tosido. Cae arrodillado al suelo. Le cuesta respirar».

Hija, parece que las galletas no me han caído bien. O tal vez haya sido el café. No lo sé con certeza. La cuestión es que siento un dolor en el estómago, pero que me sube hacia el pecho. Me haré un agua de manzanilla.

Hija, me he tomado el agua y el dolor continúa. Estoy escribiendo todo esto porque me estoy asustando, el dolor en el pecho cada segundo es más intenso. Es extraño lo que me está pasando y quizás no logre hablarte por teléfono. No lo creerás pero te juro que es cierto lo que acaba de suceder. He tosido y tres pétalos de flores han quedado esparcidos sobre mi escritorio. Me he aterrado.

Se supone que esta enfermedad es ficticia, producto de la imaginación oriental ¿Cómo es posible que yo haya tosido pétalos de flores? ¿Estaré sugestionado? No quiero que te apenes al leer esto. Si no logro salir bien de esta situación, quiero que me recuerdes con alegría. Eres lo mejor que me ha pasado. Sin duda te extraño y mucho. Me entristece en demasía no verte crecer día a día. Los más de cincuenta pétalos de flores que invaden ahora mi escritorio, lo confirman. Llamaré a emergencias. Quizás los médicos logren salvarme, pero no quiero que me extraigan los sentimientos que tengo hacia ti. Tampoco quiero morir y dejarte de ver. No sé lo que haré, no sé…

F     I     N

Autor. Jorge .A. Fernández.
fotografía archivo.

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