COMENTARIO DEL LIBRO ESTA ROSA O EL NADADOR DE LA AUTORA CECILIA RUBIO REFLEXIÓN A CARGO DE INGRID ODGERS

Cecilia Rubio poeta, en su libro ESTA ROSA O EL NADADOR devela la memoria en diversas etapas con una escritura potente y armónica. La vida en total sentir.

Escribir la vida sigue siendo una esfera inaccesible y,
sin embargo, sigue siempre impulsando el deseo de narrar, de comprender
Complejo y atractivo libro de Cecilia Rubio de tono formal, íntimo y con chispas de sorna.
En esta obra, escrita como una obra única, contempla fragmentos en prosa poética, poemas,
breves crónicas, la autora reflexiona. Recuerda la infancia, sus autores predilectos, la llamada
generación de los ochenta y otros eventos de su vida, como el estallido y la pandemia.
En algunos de sus textos denota la importancia del olor que asocia a los recuerdos. Acá en
Magdalenas escribe:

Magdalenas
Tenía casi a diario la experiencia proustiana del olor. La primera vez limpiaba el piso y de
pronto tenía unos seis años y en casa se preparaba la cena de Navidad. Fue una visita larga,
de la que emergió algo molesta sacudiendo la cabeza. Miró detenidamente a su alrededor
buscando explicaciones de haber visto vivos a los muertos, se fijó entonces en el envase del
líquido limpia pisos y leyó: olor a pinos.” (p.26)


En las prosas 1973 i 1973 ii: Indica el temor a la muerte, el temor al registro, enterrando la
colección de libros de poemas de Machado. Recordemos que la literatura en dictadura se
censuró por tener finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de
captación ideológica, “propia del accionar subversivo”.


1973i

Una mañana mi madre salió temprano y volvió con juguetes: lazos con mangos de madera
para mi hermana y para mí, y un camión de colores para el más pequeño. Nos fuimos a jugar
al patio, yo estaba contenta, pero de todos modos extrañada, así que le pregunté a mi
hermana por qué mamá nos hacía esos regalos en un día cualquiera; ella me dijo que era para
que no nos diéramos cuenta de que íbamos a morir”. (p.36)


1973 ii
Aún conservo el pequeño libro que escondí a los siete años, mientras mis padres juntaban la
colección para enterrarla en el fondo del patio. Son los poemas de Antonio machado, en cuya
primera página estampé una firma estrafalaria, que denotaba la decisión de apropiármelo y
daba sustento a mi acto de infantil rebeldía. Menos mal que nunca llegaron a registrar la casa.
(pag.37)

En otro segmento la poeta recuerda el estallido social, acá en Instrucciones para balear,
manifiesta:
Mire con atención y disponga su arma de servicio para operar: si lo primero que usted ve de la
persona a ser baleada es su espalda, no dispare. Aténgase a la misma instrucción si la persona
a ser baleada realiza el movimiento de correr en sentido opuesto al suyo. Sí, en cambio, usted
ve a la persona de frente, en movimiento hacia usted, o detenida, observe sus manos para
detectar si porta algún objeto con el que pueda dañarlo a usted de manera considerable. Si
esto es así, busque donde guarecerse o, de lo contrario, con un movimiento rápido, dispare a
sus pies. Pero si la persona a ser baleada se encuentra detenida y no posee ningún objeto,
observe su rostro, especialmente sus ojos. Y ahora dirija su voz hacia usted mismo y dígase lo
que todos queremos oír: no soy capaz de disparar a una persona indefensa, menos en sus ojos.
(p. 51)


Al mencionar el abrigo de Akaki Akákievich, la autora hace un guiño a la sociedad aspiracional
donde los objetivos se centran en vivir a través de cosas materiales, perdiéndose en el camino
el verdadero sentido de la felicidad. Utiliza un buen ejemplo como el protagonista del relato El
capote, del ruso Nikolai Gogol, que es una alegoría al sistema moderno.

Texto: Ingrid Odgers Toloza

Escritora: Cecilia Rubio
Texto : Ingrid Odgers

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