Mirada iluminadora de Pedro García Cueto a los versos del poeta Francisco J. Castañon

Tierra llana, la mirada al mundo de Francisco J. Castañón Por Pedro García Cueto
  Francisco J. Castañón nació en Madrid en 1961. Con una larga trayectoria en la poesía, pero también coautor de libros de divulgación histórica, ha sido Bibliotecario de la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid de 2013 a 2015 y presidente de su Sección de Literatura. Desde 2017 hasta mayo de 2023 dirigió la revista digital Entreletras, donde sigue colaborando.
Su libro Tierra llana, publicado en Ediciones Vitruvio, con una cubierta que refleja la oscuridad del mundo, nos adentra en poemas donde las descripciones de la tierra son esenciales. Las imágenes respiran en el libro, como en el poema ‘Camino a Barbatona’:
“El invierno se anuncia solemne / con un sol que templa el ánimo / y vierte su luz benévola / entre pinos prominentes / y arqueados, / cuyo aroma leve purifica / todos los sentidos sujetos / al latido de este paisaje / que bajo la piel prospera”.
Y es la adusta tierra, donde paseaban los personajes de Delibes en La sombra del ciprés esalargada, esa Ávila de Santa Teresa de Jesús, encuentro con lo místico y las sombras, que convierten al paisaje en pensamiento. Vuelve Francisco J. Castañón a cantar la tierra, a iluminar el poema con su voz:
“Viento que en Ávila / esta noche golpea y traspasa / la muralla milenaria / de esta antigua ciudad, / a la espera de estrenar otro día / de plenitud luciente”.
Es el hombre interior el que aguarda, porque en la ciudad late un hombre reflexivo que mira la piedra como si supiese el destino frágil que le aguarda, que comprende ese mundo de Darío de “Lo fatal”, perteneciente a Prosas profanas, donde sufrimos por la carne y por la tumba que nos espera. Y el paisaje es cartografía, la Alcarria, el Tajo, pero también la nieve donde el hombre se abisma y se hace sombra, como en el poema ‘Silencio de la nieve’:
“Mecidos por el aire / los copos mínimos / descienden ingrávidos, / entre la memoria / y el cristal de la ventana / en cuya vítrea negrura / entra mi figura acuchillada / por las groseras bayonetas / de un mundo que golpea / con su voz más falaz y alta / cada día”.
Siempre la negrura y el blanco de la nieve, los contrastes de ese claroscuro de la vida que se posa en el poeta, en sus paisajes, en su perfil que se agosta en la tierra callada y sombría. Hay en todo el libro esa melancolía de un paisaje que sabe que es efímero.
En Francisco J. Castañón hay la mesura del caminante que conoce el sinsentido de la vida, pero que goza de ella; el vivir se impone, lleno de sombras, pero también dichoso. La antítesis ante un futuro que nos agota se vierte en los poemas, preñados de paisajes, de ríos, de tierra agreste, de La Mancha, de cigüeñas, etc. Por ello, en el poema ‘Renacimiento’, termina diciendo:
“Vivir, vivir ahora, / bajo la luz resurgida, / andando tan solo por andar / hacia lo que no se conoce, / hasta dar el último paso / frente al mundo, aguardando / con mesura y cierta audacia / la hora inesperada del vacío”.
Y  toda grita, todo sueña, para caer en el silencio de la vida, igual que la piedra, que era apenas sensitiva; aquí todo se mueve, la nieve, el río, la tarde, el paisaje en sombras y ese árbol que descansa en su melancolía y que refleja Francisco J. Castañón, ya que canta al tiempo y a su paso, a su florecer y a la extinción de la mirada. Hay un afán de aferrarse a todo y de envolver el alma en el paisaje, hacer una cartografía de sensaciones en todo el libro. Concluyo con el poema ‘El grito del árbol’:
“En medio de la estepa / el árbol es silencio, / lamento e interrogante. / Una señal de alarma, / cuyo resonar continuo / nadie oye”.
El grito del árbol es el grito del mundo, ese que se arrasa, ese que el hombre maltrata, también el grito sordo de un ser humano que ya no entiende nada y no se para ni se detiene a mirar tanta hermosura. Hemos sustituido el mundo por un universo de redes y tecnología, y el mundo está afuera y brilla y esplende.
Un libro hermoso en el que Francisco J. Castañón ha sabido cantar esa Castilla adusta, ese Toledo mágico, esa Alcarria que linda con el cielo. Libro de paisajes, donde un ser humano se mimetiza en el universo, para entender que solo somos lo que vemos, cuando nos paramos a mirar de verdad la belleza de lo que nos rodea. Somos tierra llana que ha de irse, pero tierra para ser amada también.

Pedro García Cueto


  Dos poemas del libro:
Tierra llana


 Retorno a Toledo
  Bajo el dominio de una luna nueva,
camuflada entre nubes ardientes,
llegan los ruidos violentos del verano
hasta este alto mirador,
donde apuro un vino de la tierra
mientras sopeso la vida
con una extraña lentitud.

  Refugiado entre las sombras
de esta noche templada del estío,
una vez más me alzo dañado
y expectante,
cuando brotan focos lejanos
para adornar un paisaje invisible
e ir sitiando a la Toledo milenaria.

  Anclado frente a la realidad glacial,
soy centinela atento a un cielo eléctrico,
rebosante de anaranjadas descargas
que instigan el enérgico fragor
de la tormenta y asaltan la mente
a modo de poderosa enredadera,
impulsando así la luz de los prodigios.

RITORNO A TOLEDO

Sotto il conttrollo della nuova luna,
mimetizzato fra nuvole ardenti,
arrivano i suoni violenti dell’estate
fino questo elevato gazebo
dove faccio fretta per un vino della terra
mentre soppeso la vita
con una strana lentezza.

Refuggiato nell’ ombre
di questa notte temperata dal stanco,
ancora una volta in più sveglio dannegiato
ed spaventato,
quando emergano luci lontane
per decorare un paesaggio invisibile
e pose l’assedio all’antico Toledo

Ancorato alla realtà glaciali,
sono in sentinella attento ad un cielo elettrico,
traboccante di scarichi arancioni
che istigano il ruggito energetico
della tempesta e assaltano la mente,
spingiendo così la luce delle prodigiose.


    Intuición

  Es el temor a escenificar
tantos días carentes de sustancia
lo que fecunda la emoción del canto,
cuyo objetivo es plantar cara
a la caducidad de este vivir
codiciado, quebradizo.


  Es el malestar de siempre,
gestado entre las sombras
que desguazan identidad y rostro,
lo que alimenta la fuente creativa
y la voz centinela,
para sobrellevar nuestra presencia
tan elemental como enigmática.


  Es el calibrado caos de las galaxias.
El peso del cosmos cayendo
esta noche en la meseta.
Revelador panorama donde se aúnan
la palabra y un techo astral
atestado de distantes centelleos.

  Verbo y universo, prodigioso ámbito
en el que despierta, perece y se reinicia
todo lo que existe.

INTUIZIONE

É il temore per inscenare
tanti giorni senza sostanza
che feconda l’emozione del canto,
il cui obiettivo è quello di affrontare
alla scandenza di questo vivere
ricercato, fragile.

É il disagio di sempre,
gesttato fra le ombre
che smascherano identità faccia,
ciò che nutre la fontana creativa
e la voce sentinella,
per far fronte alla nostra presenza
talmente elementare quanto enigmatica.

È il misuratore scompiglio delle galassie
il peso del cosmos cadento
questa notte sull’altipiano.
Un panorama illuminante dove si uniscono
la parola e il soffitto astrale
affollato di lontani scintillanti

Verbo e universo prodigioso ambito
in cui si sveglia, perisce e si riavvia
tutto ciò che esiste.


Francisco J. Castañon
Poeta

Francisco J. Castañon. Poeta; literato,Abogado
Traducción; Susanna Pallavicini

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